Cada vez que se da un evento significativo en EE.UU., los países de América Latina analizan cómo impactará en sus agendas.
El pasado 5 de noviembre del 2024, el republicano Donald Trump ganó las elecciones presidenciales y se apuntó su segundo mandato en la historia de ese país.
Tras una campaña inverosímil, en la que su opositora demócrata tomó la posta a medio camino del actual Presidente, Joe Biden (seriamente afectado en su salud) y un intento de magnicidio contra su persona, el magnate se alzó con la victoria con relativa holgura.
Él volverá la presidencia el 20 de enero del 2025 y está decidido a cumplir con lo que no pudo en su primer mandato.
Uno de los pendientes que está determinado a enfrentar es el migratorio.
En sus primeras declaraciones como Presidente electo ha sido firme en señalar que se avecina “la mayor deportación de migrantes de la historia de EE.UU.”. Según una previsión inicial de National Foundation for American Policy (NFAP) reveló que hasta 2,7 millones de personas perderían la protección que ahora tienen bajo dos programas migratorios que Trump ya intentó eliminar previamente.
Estos son el Estatus de Protección Temporal (TPS, por sus siglas en inglés) y el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA).
Los alcances del TPS terminan entre 2025 y 2026 para 16 nacionalidades beneficiarias. En su primera administración no pudo eliminarlo por demandas en su contra. Algo similar sucedió con el programa DACA, que entonces lo salvó el Tribunal Supremo, que mantuvo la protección a los jóvenes que llegaron al país cuando eran niños.
Según un informe de Migration Policy Institute, el número de ecuatorianos en Estados Unidos ha aumentado constantemente, desde aproximadamente 429.000 en el 2013, a más de 481.000 en el 2021.
El Banco Central del Ecuador explicó que en el segundo trimestre del 2024, el flujo de remesas procedente de los Estados Unidos ascendió a USD 1.177,8 millones, lo que representó el 73,1% del total recibido. Esta cifra registró un aumento del 19,7% en comparación con el primer trimestre del 2024 (USD 983,8 millones) y del 19,6% en relación con el mismo periodo del 2023 (USD 984,7 millones). Se espera que en todo el año 2024, el valor de las remesas supere los 5.000 millones de dólares, un récord histórico.
Por otro lado, una guerra comercial con China parece inminente. El nuevo Mandatario asegura que incrementará los aranceles de importación entre un 10% y 20% sobre todos los bienes importados. Para los chinos, un aumento del 60%. Todo ello para inccentivar la manufactura estadounidense.
En estos días, Trump también ha anunciado que convertirá a su país en la «capital criptográfica del mundo», lo que ha elevado las ilusiones de sectores que ven a este medio de pago como una forma innovadora de financiamiento.
En cuanto a Ecuador, el actual Gobierno ha estado vinculándose fuertemente con la actual adminsitración norteramericana. Ambos países cuentan con un memorando de entendimiento de intercambio de información para combatir el narcotráfico. Esto va en la línea del mensaje de Trump de declararle la guerra a los carteles mexicanos y expulsarlos y limpiar sus operaciones de territorio estadounidense.
Adicionalmente, Ecuador mantiene acuerdos militares con EE.UU. y existe la propuesta del presidente Daniel Noboa para reformar la Constitución de la República para que se permita la operación de bases militares extranjeras en Ecuador. Este proyecto reformatorio está en manos de una comisión ocasional en la Asamblea Nacional.
Asimismo, el país busca que el proyecto de ley de Innovación y Desarrollo en Ecuador (IDEA) se resuelva en el Legislativo estadounidense. Dicha propuesta normativa busca otorgar preferencias arancelarias unilatelares a productos ecuatorianos para su ingreso a EE.UU.
Autor: Carolina Enríquez Paredes