Todo indica que Ecuador terminó el 2024 con un decrecimiento económico. El Producto Interno Bruto (PIB) registró cifras negativas durante tres trimestres consecutivos, de acuerdo con los datos más recientes del Banco Central del Ecuador (BCE).
Pese a la recesión, se proyecta una recuperación económica para el 2025.
Los organismos internacionales anticipan un crecimiento del PIB de entre 1,4% y 2%. Según el FMI, “las perspectivas macroeconómicas a mediano plazo se mantienen prácticamente sin cambios, con una recuperación del crecimiento real hasta el 1,6% en 2025, a medida que se estabilice la situación eléctrica”.
El pasado 25 de enero, durante un evento de campaña, el presidente Daniel Noboa aseguró que no habrá cortes de energía este año. Uno de los elementos clave, según explicó, es la recuperaciónde 500 megavatios del parque térmico.
En el corto plazo, la crisis energética ha disminuido gracias a las lluvias registradas a nivel nacional. Sin embargo, el Gobierno se prepara para el próximo periodo de estiaje, previsto para abril de 2025.
Actualmente, la generación de emergencia alcanza los 200 megavatios (MW) con la operación de dos barcazas de Karpowership y se espera la entrada en funcionamiento de una tercera, lo que elevará la capacidad a cerca de 300 MW.
Además, la hidroeléctrica Toachi Pilatón estará operativa a su máxima capacidad en las próximas semanas, sumando 204 MW.
A eso se agregan las termoeléctricas de Progen y Austral, que aportarán 150 MW y 91 MW, respectivamente, antes de marzo, según la ministra de Energía (e), Inés Manzano.
En total, Ecuador podría contar con 1.245 MW adicionales, suficientes para reducir el déficit energético estimado en 1.800 MW, complementados con importaciones de 400 MW desde Colombia.
Las elecciones generales de 2025 representan otro factor clave para la estabilidad económica del país. Según analistas, la posible continuidad del gobierno de Daniel Noboa, calificado como “amigable con el mercado”, podría garantizar la permanencia del acuerdo con el FMI y brindar mayor certidumbre a los inversionistas internacionales.
Un panorama político estable podría reducir el riesgo país, actualmente en 1.027 puntos (al 26 de enero), facilitando mejores condiciones de financiamiento para Ecuador. Paralelamente, la mayor liquidez en el sistema financiero —reflejada en el crecimiento de los depósitos— podría dinamizar el crédito, incentivando la inversión empresarial y el consumo familiar tras los comicios.
A ello hay que sumarle que podría darse un panorama de mayor gobernabilidad en la Asamblea, pues las encuestas proyectan que el movimiento oficialista pudiera convertirse en unas de las mayores fuerzas políticas dentro del legislativo.
A pesar de las expectativas de recuperación, los analistas cuestionan si un crecimiento del 1,5% o 1,6% será suficiente para enfrentar los desafíos estructurales del país. Organismos multilaterales advierten que Ecuador ha experimentado un crecimiento económico lento durante años, rezagándose frente a países vecinos como Colombia, Perú, Chile o Costa Rica.
El próximo gobierno tendrá el reto de sentar las bases para un crecimiento sostenido a tasas más altas, impulsando políticas que promuevan la inversión, la productividad y el desarrollo a largo plazo. Solo así el país podrá superar el estancamiento y cerrar las brechas con sus pares regionales.
Según las proyecciones del BCE, se espera que, en los próximos cinco años, la economía ecuatoriana tenga una expansión promedio anual de 1,8% en su actividad.
En cuanto ingresos petroleros, uno de los rubros claves del país, se proyecta para este año una disminución del 0,3% en la producción fiscalizada. “Sin embargo, para el período 2026-2028, se anticipa un crecimiento promedio anual del 0,4%, lo que llevaría el volumen de extracción fiscalizada en 2028 a un estimado de 174,1 millones de barriles”.
Asimismo, también hay perspectivas de mejora de un grupo de productos de exportación no petrolera.
Autor: Carolina Enríquez Paredes