Desde el 2010, la cantidad de dinero que envían los migrantes ecuatorianos sigue aumentando, con lo que se posiciona como uno de los recursos fundamentales para sostener la dolarización e inyectar circulante a la economía.
Mientras hace 14 años, los compatriotas transfirieron remesas por USD 2.591 millones, en el 2023 lo hicieron con USD 5.447,5 millones (el mayor monto recibido en este periodo), es decir 110% más.
La situación durante el primer trimestre del 2024 revela que, seguramente, este año volverá a superarse el monto histórico de remesas que se logró el año pasado.
Según cifras del Banco Central del Ecuador (BCE), en los tres primeros meses del 2024 el país recibió USD 1.393,7 millones. Eso representó un crecimiento del 16,9% con relación al mismo trimestre del año pasado.
Mientras que, con relación al cuarto trimestre del 2023, hubo una caída de 6,8%. Sin embargo, eso se explica porque el último trimestre de cada año es cuando más dinero ingresa.
En promedio, cada giro que se recibió entre enero y marzo de este año fue de USD 308,5.
El 70,6% del flujo de remesas provino de Estados Unidos, lo que representa un aumento del 19,9% con relación al mismo periodo del 2023 (USD 820,7 millones).
De su lado, el valor proveniente de España alcanzó un total de USD 227,7 millones, lo que representa el 16,3% del flujo total que se recibió. Hubo un aumento del 10,6% con relación con el mismo periodo del 2023 (USD 206,0 millones).
Estos dos países concentraron el 86,9% del flujo total de remesas.
En cuanto a los receptores de ese dinero, las poblaciones de Guayas, Azuay, Pichincha y Cañar concentraron el 71,2% del flujo de remesas recibidas en el trimestre analizado, alcanzando la suma de USD 992,1 millones.
El 53,5% del dinero que se recibió, se canalizó a través de bancos privados, con acreditación a cuentas y liquidación en efectivo.
Para el BCE, si bien existe evidencia, tanto a favor como en contra, del papel que estos flujos monetarios juegan en el crecimiento y desarrollo de una nación, no se puede negar los beneficios que generan, porque elevan los recursos monetarios de las familias que los reciben, incrementando con ello el consumo y la disponibilidad para satisfacer necesidades básicas.
Específicamente, las familias destinan lo que reciben al consumo y gastos de supervivencia (41%), educación (21%), gastos de vivienda (12%) y otros. Estos procesos económicos traducidos en consumo son fundamentales para la economía regional y la reactivación económica.
El Colegio de Economistas de Pichincha ha indicado, en ocasiones anteriores, que las remesas tienen el potencial de impulsar la expansión de la producción de un país a través de la inversión en actividades generadoras de ingresos, lo cual crea un efecto multiplicador en la economía.
Del otro lado de la orilla, existe una grave situación social: la cantidad de efectivo que se envía está directamente relacionada con el número de personas que han salido del país.
Esto es el reflejo de falta de oportunidades laborales en la propia economía.
Además, desencadena una desarticulación del núcleo familiar que, sin una asistencia y apoyo adecuados, se convierte en una crisis.
Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), en el 2023 salieron por vía legal, y no volvieron, un total de 121.283 ecuatorianos.
Las altas cifras de migración se registraron a fines del siglo pasado e inicios de este, luego que se produjo el feriado bancario.
Autora: Carolina Enríquez Paredes
