Ecuador está a puertas de iniciar otro proceso electoral, que lleve a un nuevo mandatario a gobernar el país entre el 2025 y el 2029.

Aquejado por una serie de problemas de índole social, político y económico, el país se encuentra frente a una necesidad urgente de recomponer el rumbo.

La urgencia de recursos es apremiante para, precisamente, equilibrar las cuentas fiscales, desarrollar la infraestructura pública y mejorar la asistencia social a las poblaciones más vulnerables.

La pregunta es ¿cómo?, si la economía se ha enfriado y el cupo con las fuentes externas de financiamiento está a su límite.

Es cuando la minería emerge como una -quizás la única por el momento- de las alternativas reales para convertirse en esa fuente de ingresos que tanta falta le hará al nuevo presidente.

La explotación acumulada de minería a gran escala (con tan solo dos proyectos en operación) alcanzó los 5,9 millones de toneladas en el cuarto trimestre del 2023.

El impacto socioeconómico de la minería se manifiesta en la generación de empleo: brinda 38.368 plazas de trabajo (9.592 directas y 28.776 indirectas).

Estas cifras subrayan el papel crucial de esta actividad en el desarrollo del país.

Las exportaciones mineras, por su parte, llegaron a USD 3.324 millones, con un incremento del 19,8 % respecto al 2022.

Esto se atribuyó, según el Banco Central del Ecuador (BCE), al crecimiento de las compras realizadas por países como India y Emiratos Árabes.

En el primer caso, la mayor demanda se debió al incremento en su consumo interno, ya que estos minerales son las materias primas para numerosas industrias básicas; mientras que, en el segundo, hubo un aumento en la demanda de oro, que se explicó por la alta capacidad de procesamiento de sus refinerías.

Cabe destacar que desde que arrancó la minería a gran escala, en el segundo semestre del 2019, con los proyectos Mirador, a cargo de Ecuacorriente, y Fruta del Norte, de Lundin Gold, el país incrementó sus envíos. Un año antes apenas exportaba USD 274 millones (2018).

Esto en medio de un enorme potencial geológico, ya que apenas el 8% del territorio se ha explorado, según la Cámara de Minería del Ecuador.

Pero esta no es una visión exclusiva casa adentro. El Banco Mundial realizó un estudio en el que indica que la minería abriría un futuro mejor para los ecuatorianos.

“La minería se ha convertido en un motor de crecimiento en Ecuador, pero la fuerte oposición social y política está erosionando las perspectivas de la minería formal, lo que aumenta el riesgo de que el sector minero se vea condenado a afrontar los efectos negativos de la minería ilegal, incluida la creciente inseguridad”, detalla el documento.

Recomienda a actores públicos y privados que se aborden temas medioambientales, sociales y de gobernanza en el camino hacia impulsar la actividad minera.

El multilateral considera que Ecuador puede beneficiarse de la aplicación de reformas que garanticen que los ingresos fiscales de la minería se traduzcan en el desarrollo de las comunidades locales.

También plantea que se establezca un proceso funcional de consulta a los pueblos, se mejore el proceso de concesión de licencias medioambientales con mecanismos de salvaguardia adecuados y se refuercen las instituciones para supervisar el sector”.

Todo este potencial está latente en medio de un entorno mundial de alta demanda de minerales para la transición energética.

Según la Agencia Internacional de la Energía, se espera que la demanda de cobre crezca un 25% de aquí al 2030. Esto, en gran parte, debido a la transición energética mundial, impulsada por la creciente demanda de energía y transporte con bajas emisiones de carbono.

Muchos de los 157 yacimientos de minerales metálicos identificados en Ecuador muestran depósitos sin desarrollar de minerales críticos para la transición energética, especialmente cobre y molibdeno, pero también zinc y níquel.

Un informe de la Comisión Internacional del Cobre asegura que la participación futura en el mercado de este mineral dependerá de las respuestas regionales al cambio hacia una economía baja en carbono.

“La demanda mundial de cobre crecerá de 28,3 millones de toneladas (mt) en el 2020 a 40,9 mt en el 2040, con una tasa de crecimiento anual del 1,85%. Se prevé que este crecimiento provenga de los sectores de demanda tradicionales, así como de nuevos, impulsados ​​por la transición a la energía verde”, detalla.

En esto último está la producción de vehículos eléctricos, la integración de energías renovables y la expansión y mantenimiento de la infraestructura de la red.

La australiana Gina Rinehart, cabeza de la empresa minera Hancock Prospecting, invertirá  USD 120 millones por trabajos de perforación y exploración en la firma Titan Minerals Ltd. El 80% se destinaría al proyecto Linderos, en Ecuador.

Ecuacorriente también está al tanto de la demanda de minerales.

Por eso, se encuentra en los últimos diálogos con el Gobierno para obtener la aprobación de la ampliación de la mina de cobre Mirador, algo que podría estar lista en este mes.

Mirador, al sureste de Zamora Chinchipe, tiene reservas estimadas en 3,2 millones de toneladas de cobre. La ampliación, también denominada Fase II, busca impulsar la producción de mineral en el depósito Mirador Sur, de 60.000 toneladas por día a 80.000.

También incluye el desarrollo del yacimiento Mirador Norte, con una producción esperada de 60.000 toneladas por día y una inversión estimada de USD 653 millones.

La Empresa Nacional Minera (Enami) también sabe del potencial.

Desde allí se ha indicado que, si bien se conoce que el Ecuador cuenta con depósitos minerales de gran calidad, una mínima parte del territorio ha sido explorado, por lo que se calcula que la dimensión de los recursos minerales sería mayor a la de los datos que se conocen actualmente.

Las reservas mundiales de cobre se encuentran, principalmente, en Chile con el 28 %, seguido por Perú, con 13 %, lo que denota la riqueza del metal, que se encuentra a lo largo del cinturón cuprífero, del que Ecuador forma parte.

Los proyectos mineros

Autora: Carolina Enríquez Paredes